El comú català

el comú català

David Algarra Bascón, El comú català. La història dels que no surten a la història, Ediciones Potlach, 2015

Transcribimos la presentación del libro que hace Félix Rodrigo Mora:

La reciente publicación de “El comú català. La història dels que no surten a la història”, de David Algarra Bascón, contribuye a llenar un vacío historiográfico, emocional y político, instaurado en Cataluña por la presión de la burguesía nacional y sus continuadores actuales, que sólo muy recientemente ha comenzado a ser superado.

Ofrece una interpretación de conjunto de las expresiones más sustantivas del ser popular en la Cataluña milenaria, al investigar con rigor sus manifestaciones colectivistas, comunitarias, consuetudinarias, autogestionarias, milicianas, culturales y asamblearias, buena parte de ellas existentes hasta hace sólo unos decenios, e incluso algunas todavía en activo.

Discrepando de quienes reducen la historia al perpetrar de las clases mandantes y propietarias la obra muestra que el pueblo catalán es una colosal fuerza creadora de acontecimiento, instituciones, identidad y saberes, de verdad, libertad, soberanía, autogobierno, colectivismo y épico hacer. Con ello da un vuelco a la historiografía en uso, otorgando un mentís a los adulteradores del pasado, que siempre obrar al dictado de los dominadores del presente, autóctonos y foráneos. Así, el libro se pone al servicio del ideal revolucionario en Cataluña.

La obra tiene 299 páginas, todo él en catalán. Lleva un “Epíleg” de Blai Dalmau Solé y un “Pròleg”de Félix Rodrigo Mora. Para quienes no conozcan la terminología usada en las instituciones de autogobierno de Cataluña el “Glossari” es de bastante ayuda. La portada, de Miquel Cazaña Llagostera, que reproduce una Assemblea de Veïns ante un templo medieval (inspirado en el de Sant Quirze de Pedret, siglos IX-X), es de sorprendente belleza, romanticismo y capacidad evocadora.

Ha sido editado por Potlatch Ediciones. Su pvp es de 12 euros. Para entrar en contacto con el autor, y para solicitar ejemplares, dirigíos a: Apt. Correus nº 1, 08788 Vilanova del Camí (Barcelona), o a  www.elcomu.cat . O bien a la editorial, www.potlatch-ediciones.com.

desempoderamiento

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¿Quién manda aquí?

“Y si ya tengo el agua que me da la lluvia

Si conozco lo grande que me da el cielo
Si ya tengo lo oscuro que me da la noche
Si entiendo lo que pasa cuando arde el fuego

Si se abren los caminos cuando hay estrellas
Si puedo vivir con lo que cae al suelo
Si no me falta la esperanza gracias a la mañana

Yo no necesito poder
¿Quién manda aquí? ¿Quién?
¿Quién manda aquí? ¿Quién?
Tiempo de ver cómo se levanta la gente

Yo no necesito poder”

Mala Rodríguez. Canción: ¿Quién manda aquí?

El problema no es quién tiene el Poder, sino el Poder mismo. El problema no es que el Poder lo ejerza un tirano, una minoría oligárquica, unos señoritos, una casta de políticos, unas multinacionales, la industria armamentística o los bancos. El problema no es que el Poder lo ejerzan los hombres sobre las mujeres, los adultos sobre los niños, los letrados sobre los iletrados, los médicos sobre los enfermos… Porque si el Poder se desplaza del poderoso hacia el oprimido lo único que cambia es que quien antes era el oprimido pasa a ser el poderoso y quien antes era el poderoso pasa a ser el oprimido.

Se oyen voces entre los oprimidos reclamando el Poder. Se habla de «empoderamiento», de «asalto al poder», «asalto a las instituciones», «devenir casta»…  Pero esto nunca será una solución, sino un mero intercambio de papeles. Reclamar el Poder para la mayoría sólo significa que habrá una minoría oprimida y lo que no queremos es que haya opresores y oprimidos. El problema es el Poder. El problema son las instituciones que se instituyen sistemas de Poder. El problema es el Estado que se basa en el Poder.

Si queremos vivir sin amos. Si no queremos vivir en relaciones de Poder… lo que tenemos que hacer es caminar hacia el desempoderamiento… desempoderarnos, no empoderarnos…

Porque queremos caminar hacia un mundo sin Poder… hacia un mundo en el que todas las personas tengamos un lugar, un mundo en el que otros mundos sean posibles, un mundo sin normas dictadas por el Poder, sin leyes impuestas por el Poder, un mundo sin instituciones basadas en el Poder que restrinjan nuestra libertad, un mundo en el que todos los seres nos relacionemos en el plano de la igualdad, un mundo en el que la norma sea la diversidad…

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El campo y la ciudad

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El campo y la ciudad, ¿dos mundos enfrentados?

Es el título de la próxima publicación del colectivo «Cul de Sac» en Ediciones El Salmón

«La experiencia de la naturaleza es hoy en día inseparable de la de su destrucción. El amor por el campo y los campesinos ya no significa participar de la fiesta cósmica, sino asistir como espectador a la agonía de uno y otros. Todo lo más, se puede aspirar en silencio el olor de la flor que va a marchitarse. Un fulgor supremo puede iluminar el cielo, y bosques de púrpura enaltecer la catástrofe; llega la noche. La naturaleza ha dejado de ser invencible, el campesino ya no es eterno. Ante la naturaleza ya no hay alegría en la que no vibre hoy una nota de angustia contenida o reprimida. Hemos dejado de ser pastores para convertirnos en su contrario: actores que interpretan un papel. Si queremos recuperar la naturaleza, primero tenemos que hacernos cargo de que la hemos perdido.»

Bernard Charbonneau. El jardín de Babilonia, traducción de Emilio Ayllón

Esta es la presentación del libro:

Cul de Sac #5: El campo y la ciudad, ¿dos mundos enfrentados?

Las nociones de «campo» y «ciudad» han atraído sobre sí desde tiempos inmemoriales numerosos tópicos y lugares comunes, tanto negativos como positivos, a través de los cuales han venido a considerarse realidades contrapuestas y, en gran medida, antagónicas. El campo encarnaba un estilo de vida sencillo, natural e inocente; pero también se le vinculaba como un lugar de atraso, incultura y brutalidad. La ciudad, por su parte, representaba el centro de progreso por excelencia, el lugar en que se desarrollaba la vida del espíritu y en el que se congregaban escritores, eruditos y artistas;en George_Inness_Lakawanna valleycambio, simbolizaba a su vez la degradación de la moral y de las costumbres, un foco de vicios y ambiciones. Tal y como señalara Raymond Williams este contraste entre el campo y la ciudad como dos estilos de vida totalmente distintos se remonta a la época clásica, pero en gran medida ha sobrevivido hasta nuestros días, una época en la que la mitad de la población del planeta vive ya en entornos urbanos mientras que, en el Occidente desarrollado e industrializado, el mundo campesino ha desaparecido por completo.
En este número de Cul de Sac hemos querido acercarnos a esos clichés sobre el campo y la ciudad y tratar de vislumbrar, entre los ideales que han simbolizado, las realidades que han escondido a lo largo de los siglos. De ese modo podremos comprender el papel que juegan en nuestro mundo turbocapitalista y modernizado del siglo XXI.

Editorial

I. ¿El campus versus la ciudad?

II. La naturaleza y la máquina

III. De las chozas a las metrópolis

IV. Mundos campesinos

V. ¿Fin del campo, fin de las ciudades?

 Artículos

  1. El sentimiento de la naturaleza, producto de la industria, Bernard Charbonneau
  2. La máquina en el jardínLeo Marx
  3. La generación del 98 ante la erosiónJosé Ardillo
  4. En defensa de la ciudadLewis Mumford
  5. Moscú, 1929Curzio Malaparte
  6. Pequeña guía para ciudades sin pasadoAlbert Camus
  7. Roma, ¡qué hermosa fuiste un día!Pier Paolo Pasolini
  8. La destrucción de la ciudadJuanma Agulles
  9. Epístola de Baltasar del Alcázar a Cetina
  10. Habitar el campo hoy, Alfonso Martínez
  11. La cuestión Surcos, Salvador Cobo
  12. Pequeños mundos campesinosMarc Badal

Reseñas

El imposible «retorno a la naturaleza». Acerca de Buenos días, Sísifo, de José Ardillo. Adrián Almazán

Los últimos campesinos. Acerca de Palabras mayores, un viaje por la memoria rural, de Emilio Gancedo. Peri Martínez

 

 

Dejadnos aprender

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Manuel Rodríguez «Txelu», Dejadnos aprender. Reflexiones desde la pedagogía libertaria, Volapük, 2015

¿Es posible otro tipo de educación, otro tipo de escuela? Este libro indaga en las posibilidades que la escuela nos ofrece para hacer algo distinto de lo que pretende. Son las reflexiones de alguien que se dedica a la enseñanza y que conoce la escuela desde dentro y por tanto los resquicios que se pueden aprovechar para impedir que ésta sea lo que pretende ser: un mecanismo que utiliza el sistema para obtener súbditos dóciles, sumisos, y bien adaptados a los valores imperantes del consumismo, el individualismo y la competencia. Propone la creación de escuelas antiautoritarias para todos, al margen de las instituciones y de la escuela estatal y analiza detalladamente cómo deben ser estas escuelas. Pero mientras estas escuelas se van creando hay que aprovechar todos los resquicios para hacer una escuela diferente desde dentro de la escuela estatal. Critica también los movimientos pedagógicos renovadores que se dirigen exclusivamente a las elites, a quienes pueden pagar este tipo de «experimentos».

las utopías de William Morris

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William Morris por Edward Burne-Jones

William Morris (1834-1896), fue un artesano, poeta, pintor, editor, impresor, traductor, activista político, y especialmente conocido por ser el fundador del movimiento Arts and Crafts. Junto con otros artistas como Edward Burne-Jones (1833-1898), Dante Gabriel Rossetti (1828-1882), John Everett Millais (1829-1896) y William Hunt (1827-1910) perteneció a la Hermandad Prerrafaelita. Todos ellos compartieron la misma aversión por la revolución industrial, la producción en serie, el kitsch y las convenciones morales burguesas y cada uno a su modo buscó alternativas al capitalismo triunfante de finales del s. XIX: el misticismo medieval, la bohemia, Shakespeare, William Blake o el marxismo.

William Morris propuso una vuelta al modo de producción artesanal de la Edad Media donde el mismo individuo concibe y ejecuta la obra. Fundó, de acuerdo a sus propios planos, el taller Morris & Co. donde en condiciones idílicas para la época se producían tapices y vidrieras con muy buenos resultados económicos, tal como pone de manifiesto Michel Houellebecq en los siguientes fragmentos de su novela El mapa y el territorio:

«Quería suprimir la escuela, pensando que los niños aprenderían mejor en un ambiente de total libertad; quería suprimir las cárceles, pensando que los remordimientos serían un castigo suficiente para el criminal. Es difícil leer todas estas absurdidades sin una mezcla de compasión y de desaliento. Y, sin embargo, sin embargo… -Houellebecq vaciló, buscó palabras-. Sin embargo, paradójicamente, tuvo cierto éxito en el aspecto práctico. Para poner en práctica sus ideas sobre el retorno a la producción artesanal, creó muy pronto una empresa de decoración y mobiliario: los obreros trabajaban en ella mucho menos que en las fábricas de aquel tiempo, que es verdad que eran más o menos presidios, pero sobre todo trabajaban libremente, cada uno era responsable de su tarea de cabo a rabo, el principio esencial de Morris era que la concepción y la ejecución nunca debían separarse, no más de lo que lo estaban en la Edad Media. Según todos los testimonios, las condiciones de trabajo eran idílicas: talleres luminosos, aireados, a la orilla de un río. Todos los beneficios se repartían entre los trabajadores, salvo una pequeña parte que servía para financiar la propaganda socialista. Pues bien, contra todo pronóstico, el éxito fue inmediato, incluido en el sector comercial. Después de la carpintería se interesaron por la joyería, la talabartería, luego las vidrieras, los tejidos, las tapicerías de muebles, siempre con el mismo éxito: la sociedad Morris & Co. generó ganancias constantemente, desde el principio hasta el fin de su existencia. Lo cual no lo ha conseguido ninguna de las cooperativas obreras que se multiplicaron a lo largo del siglo XIX; ya fueran los falansterios de Fourier o la comunidad icariana de Cabet, ninguna consiguió organizar una producción eficaz de bienes y mercancías, exceptuando a la sociedad fundada por William Morris sólo se puede hablar de una sucesión de fracasos. Sin hablar siquiera de las posteriores sociedades comunistas…»

«Existen retratos de él, ¿sabe?, dibujados por Burne-Jones: probando una nueva mezcla de tintes vegetales, o leyendo a sus hijas. Un tipo achaparrado, de pelo espeso y revuelto, con la cara colorada y viva, gafitas y una barba enmarañada, en todos los dibujos da una impresión de hiperactividad permanente, de una buena voluntad y un candor inagotables. Lo que sin duda se puede decir es que el modelo de sociedad propuesto por William Morris no tendría nada de utópico en un mundo en el que todos los hombres se parecieran a William Morris.»

Obras de William Morris:

Cómo vivimos y cómo podríamos vivir

Noticias de ninguna parte

Bibliografía:

– Cynthia Biron Cohen, Lecture préraphaélite de La carte et le territoire

– Irena Martínez Sahuquillo, William Morris y la crítica a la sociedad industrial

palabras para tejernos, resistir y transformar

palabras-para-tejernos

 

 

Este libro colectivo pretende poner un poco de luz en la oscuridad que nos rodea, conversando con palabras que nos ayuden a «tejernos», es decir, a crear la trama que nos una en nuestras diferencias para que podamos vivir en un mundo en el que no sea obligatoria una única forma de vivir. Son palabras de gentes diversas a las que les une su rechazo de doctrinas y fórmulas y su repugnancia hacia autoridades, vengan de donde vengan, y hacia sus fórmulas llenas de soberbia y de desdén.

El libro se puede leer completo aquí

Otra vida es posible

«Otra vida es posible» es el título de un libro, resultado de una investigación académica.

OtraVidaPosible

 

La investigación, cuyo resultado es este libro, trata de explorar  si existen alternativas al modelo económico dominante observando casos reales. Esta investigación analiza las prácticas económicas alternativas que, partiendo de modelos culturales diversos, se basan en valores diferentes de los valores predominantes en el sistema económico vigente, es decir que su objetivo no es la búsqueda de ganancia sino la búsqueda de satisfacer las necesidades y de lograr un crecimiento personal.  Una de las primeras conclusiones de esta investigación es que, en contra de lo que se suele pensar, no se trata de un movimiento marginal o de casos aislados, sino que este tipo de prácticas económicas alternativas se encuentran bastante más extendidas de lo que nos quieren hacer creer.

En el siguiente vídeo se puede ver la presentación de este libro:

 

Buenos días, Sísifo

Buenos días Sísifo

José Ardillo, Buenos días, Sísifo, La Vihuela edición, 2014

Es la historia de una huída imposible y de una búsqueda que nunca acaba de encontrar… exilios voluntarios para desligarse del orden cívico: «es el repliegue o la huida. Buscar otro lugar y empezar de cero. Pero esto, más que una solución, es una añagaza para evitar la cuestión principal. Porque el mundo no deja lugares privilegiados en los márgenes, no hay mérgenes, es imposible escapar.»

Es la historia que algunos conocemos de cerca porque es un poco también nuestra historia… la historia de los que queremos huir y buscamos una y otra vez, como Sísifo, que en el siglo XXI es «una conciencia aturdida delante de un montaje colosal cuyos fines ignora…», porque «en el siglo XXI Sísifo está en paro, a perpetuidad. No realiza una tarea absurda, ya no, la sociedad tecnológica le ha liberado de la piedra. Le ha robado su piedra…»

José Ardillo, que se revela aquí como un grandísimo escritor de ficción, nos transmite la imposibilidad de cualquier esperanza porque «la gran amenaza del siglo XXI es que nadie quiere ser malo…», porque vivimos en «la edad de la ‘guerra humanitaria’ del ‘capitalismo verde’, de las ‘clases menos favorecidas’, de la ‘justicia infinita’, de las ‘energías limpias’, de los ‘daños colaterales’ y de las ‘víctimas no implicadas’. No hay forma de escapar de la bondad, del bien, de los bienhechores fanáticos que pueblan el mundo y que programan nuestras y nos hacen olvidar que nuestra vida es un asunto nuestro. Sólo nos queda la búsqueda constante, sin esperanza, porque como Sísifo, sabemos que estamos condenados a repetirla una y otra vez.