de la comunidad a la comunalidad

 

otro mundo posible

La noción de comunalidad nació como una categoría de análisis antropológico. Floriberto Díaz Gómez fue quien comenzó a utilizar este concepto para analizar las formas de vida tradicionales de las comunidades indígenas mesoamericanas. La palabra comunidad estaba limitada por sus significados para la cultura occidental basada en la idea de la propiedad común, haciendo especial hincapié en el concepto de propiedad.

Las comunidades indígenas, sin embargo, tal como explica Floriberto Díaz, no se entienden simplemente «como un conjunto de casas con personas, sino de personas con historia, pasada, presente y futura, que no sólo se pueden definir concretamente, físicamente, sino también espiritualmente en relación con la naturaleza toda… En una comunidad se establecen una serie de relaciones, primero entre la gente y el espacio, y en segundo término, entre las personas. Para estas relaciones existen reglas, interpretadas a partir de la propia naturaleza y definidas con las experiencias de las generaciones.»

Floriberto Díaz definía la comunidad como «el espacio en el cual las personas realizan acciones de recreación y de transformación de la naturaleza, en tanto que la relación primera es la de la Tierra con la gente, a través del trabajo». Por otra parte, para él la comunalidad «define la inmanencia de la comunidad. En la medida que comunalidad define otros conceptos fundamentales para entender una realidad indígena, la que habrá de entenderse no como algo opuesto sino como diferente de la sociedad occidental. Para entender cada uno de sus elementos hay que tener en cuenta ciertas nociones: lo comunal, lo colectivo, la complementariedad y la integralidad».

Los elementos que definen la comunalidad según Floriberto Díaz son:

La Tierra como madre y como territorio.
El consenso en asamblea para la toma de decisiones. El servicio gratuito como ejercicio de autoridad.
El trabajo colectivo como un acto de recreación.
Los ritos y ceremonias como expresión del don comunal.

Si en su origen el concepto de comunalidad operaba básicamente en el campo del estudio de las sociedades tradicionales, hoy en día, especialmente en Latinoamérica, es un concepto válido para la realización de propuestas de cambio revolucionario o de alternativas a las formas de vida impuestas por la modernidad colonialista capitalista patriarcal. En este sentido Gustavo Esteva es el autor de un texto en el que explica la potencialidad de este concepto para la construcción de otros mundos en los que en el centro se encuentre la vida.

Para Gustavo Esteva la idea de comunalidad es ante todo una herramienta de análisis para comprender dos formas antagónicas de vivir en el mundo. La forma hegemónica hoy en día, moderna, occidental y capitalista, y la forma basada en la comunalidad. La primera es la forma de vida de individuos desterritorializados, esclavos del tiempo, de la razón y de la ciencia para quienes toda relación se encuentra mediatizada por el intercambio mercantil y para quienes el trabajo, una mercancía más en sí mismo, no es más que la forma de producir mercancías. Frente a esta forma de concebir la vida y de vivirla, la comunalidad se establece en torno a personas que no existen más que como parte de una red de relaciones concretas, arraigadas en la tierra, para las que el tiempo no es algo que transcurre o que se gasta sino que no puede ser diferenciado de los ciclos de la vida, y que produce su propia vida en lugar de mercancías.

Floriberto Díaz, «Comunidad y Comunalidad»

Gustavo Esteva, «La noción de comunalidad»

Comunalidad, entre la necesidad occidental de entenderla y las luchas indígenas por defenderla