rus redire

regresar al campo

regresar a una forma de vida ya casi desaparecida en la que lo importante sea vivir y no competir por producir, por consumir y por derrochar

regresar a una manera diferente de relacionarnos con la tierra y con los otros basada en el respeto, en la solidaridad y en la ayuda mutua, y no en la explotación y en la competitividad

regresar al campo para recuperar los saberes ancestrales que permitieron la vida sobre la tierra a las generaciones que nos precedieron y que están a punto de olvidarse y perderse para siempre

regresar al campo para impedir que se pierda incluso la memoria de quienes con su vida y con su trabajo hicieron posible nuestra propia vida

 

rus redire es un colectivo de gentes que queremos reinventar la vida cotidiana tratando de vivir una vida en equilibrio con el resto de la vida del planeta que nos acoge. Vivimos en las tierras montañosas atravesadas por el río Ebro en su curso alto; unas tierras duras que los antiguos llamaban «castella» (plural de «castellum»), porque eran tierras en las que pequeñas comunidades vivían agrupadas en lo que los romanos llamaron «castellum», es decir, madrigueras o pequeñas aldeas en las montañas.

Sabemos que no somos casi nada. Sólo somos un chisporroteo en el gran hogar en el que arden las llamas de la vida sobre la tierra. Ya que estamos aquí nos gustaría que no se apagara la lumbre y que hubiera nuevos chisporroteos de vida.

Sabemos que unos pocos no pueden, ni deben hacerlo, cambiar el mundo. Querer «un mundo mejor» es querer imponer a los demás lo que nosotros pensamos que es un mundo mejor. Lo único que está en nuestras manos es cambiar y mejorar nosotros mismos y luchar contra todo aquello que nos quieran imponer desde afuera. No creemos ni en las instituciones, ni en la democracia. La acción política se basa en nuestra práctica cotidiana impulsada por una respuesta a la lógica del dominio, al sometimiento y a las injusticias, y que no tiene como objetivo lograr el poder, sino cultivar el disenso, la diversidad y el cuestionamiento de cualquier clase de poder.

Creemos que el mundo es un «jardín de las peculiaridades», que cada uno es diferente, que la diversidad es la única razón de la vida. Creemos que en este jardín de las peculiaridades nadie es mejor ni peor, nadie tiene más derechos, nadie es quién para decir a nadie cómo tiene que ser ni lo que tiene que hacer y mucho menos para imponérselo. Creemos que se puede dudar de todo y que nadie tiene nunca toda la razón.

Creemos que no se puede malgastar la vida compitiendo por producir cada vez más, por crecer, por consumir y por derrochar, en un mundo que progresa hacia el desastre para vivir como pobres pensando como ricos. Creemos que se puede vivir de otra manera, compartiendo, ayudándonos unos a otros, cuidándonos entre nosotros y cuidando todo lo que nos rodea. Creemos que el mundo cambiará si cambiamos nosotros.

Hemos decidido regresar al campo, porque creemos que la tierra puede darnos lo que necesitamos para vivir.

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