El número 2 de la revista Apantle ya está disponible en la red.
Estos son sus contenidos:
Tabla de contenido
La producción de la autoridad comunal indígena. Breve esbozo para Guatemala – Gladys Tzul Tzul
Categorías para pensar la justicia desde la comunidad: acuerdo, reparación y reeducación – Alicia Hopkins Moreno
Leer el siglo XX a contrapelo. Constelaciones de historias comunitarias de luchas por territorio y autogobierno en Bolivia y Guatemala – Raquel Gutiérrez Aguilar, Huascar Salazar Lohman y Gladys Tzul Tzul
La asamblea y el campamento. Sobre la autoorganización de lo común – Amador Fernández Savater
Casas para la vida. Lo común urbano en el cooperativismo de vivienda por ayuda mutua en Uruguay – María Noel Sosa González
“Los artesanos del transporte”. Q’ipiris y minitransportistas en la feria callejera de Villa Dolores. El caso del Sindicato de Minitransportes de Carga Manual, Estibadores ySerenos, El Alto, La Paz, Bolivia, 2008-2015 – Julio César Mita Machaca
La guerra en México: contrainsurgencia ampliada versus lo popular – Dawn Paley
Oposición e interdependencia capitalista entre el campo y la ciudad. Retos para resistir al dominio y para la utopía anticapitalista – Efraín León Hernández
Las paradojas de la condición colonial. Un acercamiento al trabajo de Silvia Rivera Cusicanqui. Comentarios al libro Hambre de huelga. Ch’ixinakax utxiwa y otros textos– Alejandra Aquino
Claves desde la Ecología Política para re-pensar la ciudad y las posibilidades de comunalización. Entrevista a Horacio Machado – Mina Lorena Navarro
El bien más precioso del hombre en el orden temporal, su continuidad más allá de los límites de su existencia, en los dos sentidos, ha sido enteramente confiada al Estado. (Simone Weil, «El desarraigo»)
A campana tañida e repicada… recibimos de nuevo la llamada a concejo para pensar y para hablar sobre todo aquello que nos concierne. Y como nuestra relación con el territorio también es algo que nos concierne, en este nuevo número (y van 4) de Concejo, editado por Lecturas de Zamarraco, se abre una puerta hacia la reflexión sobre cómo construir una relación con el territorio que nos permita rearraigar nuestras vidas, enraizar de nuevo.
«Echar raíces quizá sea la necesidad más importante e ignorada del alma humana». Así se expresaba Simone Weil en un texto en el que reflexionaba sobre el desarraigo que se ha instalado como una de las principales enfermedades del mundo moderno. Para echar raíces necesitamos replantearnos nuestra relación con el territorio al margen de la idea y del concepto de nación que surgió con la modernidad. Nacionalismos e internacionalismos, ambos parten de la construcción de un concepto, la nación, que probablemente sea necesario deconstruir para poder empezar a imaginar una relación diferente con el territorio en el que vivimos y en el que convivimos con otros, de nuestra misma comunidad y de otras comunidades.
Este número de Concejo se inicia con un debate en el que surgen muchas cuestiones para poder pensar críticamente. Se presenta como un tímido comienzo que de paso a posteriores reflexiones y debates que nos ayuden a imaginar un nuevo modo de vida emancipada de todo aquello que nos somete y nos domina. El territorio y nuestra relación con él deben ser vistos desde nuevas perspectivas, ya que echar raíces de nuevo es probablemente lo único que puede garantizarnos la conexión entre el pasado y el futuro a través del presente. Esta conexión nos la puede proporcionar el territorio, con el que tendremos que establecer nuevas formas de relación autónomas, porque no podemos seguir confiando al Estado nuestro bien más precioso.
Un apantle es una acequia o acueducto utilizado para llevar el agua a los pueblos en muchas regiones de México y Centroamérica. Es un elemento importantísimo para la vida de las pequeñas comunidades rurales que se construía y se gestionaba de forma comunal.
En este número de la revista de estudios comunitarios «El Apantle», varias personas abordan el tema de «lo común». Estos son los artículos:
Reproducción comunitaria de la vida. Pensando la trans-formación social en el presente por Raquel Gutiérrez y Huascar Salazar
Comunes contra y más allá del capitalismo por George Caffentzis y Silvia Federici
Los trabajos colectivos como bienes comunes material/simbólicos por Raúl Zibechi
Hacer común contra la fragmentación en la ciudad: experiencias de autonomía para la reproducción de la vidapor Mina Navarro
Sistemas de gobierno comunal indigena: la organización de la reproducción de la vida por Gladys Tzul Tzul
Entrevista a Silvia Rivera Cusicanqui. Sobre la comunidad de afinidad y otras reflexiones para hacernos y pensarnos en un mundo otro por Huascar Salazar
A proposito del trabajo de Silvia Federici. Colocar la reproducción material y simbólica de la vida social y la capacidad humana de producir lo común como punto de partida para la reflexión crítica y la práctica políticapor Raquel Gutiérrez
El problema del territorio: Mariátegui visto redes la historia indígena por Sinclair Thomson
Lo común desde la crítica de Bolivar Echeverria: centralidad del proceso reproducción social por Márgara Millán
La crítica como reivindicación de lo político del sujeto social por Diana Fuentes
Con este lema que hemos tomado prestado del Comando María Moñitos, queremos presentar aquí un libro singular. Un libro dedicado a la maleza: Bienaventurada la «maleza» porque ella te salvará la cabeza.
La «maleza» es el mal puesto en femenino, porque es el mal que practicaban nuestros ancestros antes de descubrir lo que llamaron la «civilización» y que las mujeres, al menos, muchas de ellas, se resistían a abandonar. Los hombres civilizados utilizaron la palabra «maleza», derivada de «malitia» (maldad), para referirse a todas aquellas plantas que durante milenios habían servido para la alimentación y el cuidado de la salud de cientos de generaciones de seres humanos.
Dado que había plantas que interferían con el «hombre» y con sus áreas de interés (Mercado, B.I. 1979. Introduction to weed science. Southeast Regional Center for Graduate Study and Research in Agriculture, Laguna, United States), el progreso y la civilización exigían su total extinción, y para ello el primer paso fue el de denigrarlas bautizándolas con un nombre peyorativo y además en femenino, aumentando así su carácter maléfico.
César Lema Costas (ccord.), Bienaventurada la «maleza» porque ella te salvará la cabeza
Coordinado por César Lema Costas, este libro recién publicado ha contado con la colaboración de un nutrido grupo de importantes colaboradores: Félix Rodrigo Mora, Josep Pàmies, Juanra, Silvia Méndez Alonso, Patri Puga Gómez y Daniel María Pérez Altamira.
Se compone de dos partes (unificadas físicamente en una carpeta de anillas), el libro de 239 páginas y las fichas en color de 113 plantas silvestres adecuadas para el consumo humano, organizadas por orden alfabético.
Son 113 plantas silvestres las que, en la sección de las fichas, quedan estudiadas en su totalidad, desde su presentación hasta las formas culinarias más apropiadas para su consumo. Se señala su inocuidad o, si es el caso, ligera toxicidad (junto con los modos de remediarla), uso culinario, uso medicinal y otros aprovechamientos, todo ello ilustrado con excelentes fotografías de las plantas y de los platos que es posible cocinar con ellas.
La portada reproduce el calendario románico del templo medieval de la aldea de Beleña del Sorbe (Guadalajara), erigido hacia el año 1150, que representa los meses de junio, con la escarda y recogida de silvestres, y julio, la siega con hoz del cereal.
La finalidad del libro “es exponer con argumentos pero sobre todo con fórmulas prácticas hacederas, porqué y cómo debemos incrementar el consumo humano de plantas silvestres. El fin último es salvaguardar el monte, la naturaleza salvaje, los bosques, el arbolado y el régimen de lluvias. Se trata de reducir la superficie agrícola al rebajar el consumo de alimentos y productos cultivados, para aminorar la erosión, destrucción de los suelos, aniquilación de la vida silvestre vegetal y animal, declive de la biodiversidad, desertificación y cambio climático. Al equipo que hemos colaborado nos une la convicción de que no basta con implementar agriculturas menos agresivas, aunque también, sino que además hay que retornar a la etapa recolectora de la historia de la humanidad para servirnos de las «malas hierbas», de las «malezas», como parte importante y habitual de la dieta, precisamente para reducir significativamente la superficie destinada a usos agrícolas, siempre causantes en mayor o menor medida de erosión y degradación edáfica, hídrica y climática”.
El despegue del capitalismo se produjo cuando éste, por medio de cerramientos, desamortizaciones y privatizaciones de tierras que siempre habían sido comunales y trabajadas en «común», arrebató los medios de vida y la autonomía a quienes pasarían a engrosar los ejércitos de trabajadores, dando lugar a una nueva clase social, el proletariado, formada por los desposeidos, por todas aquellas personas a las que se les arrebataron sus formas de reproducción de la vida y todos sus saberes; una nueva clase social formada por todas aquellas personas pertenecientes a las comunidades que fueron desarraigadas y expulsadas de las tierras que les habían proporcionado durante miles de años los medios necesarios para la vida y para su reproducción.
Los «comunes» por tanto evocan un potente imaginario para quienes buscamos alternativas al capitalismo que ha degradado el planeta, las relaciones entre las personas y que ha acabado con la capacidad de las personas para producir y reproducir sus vidas. Cualquier alternativa a este sistema que se ha apoderado del planeta que habitamos y del universo entero y que, en nombre de la libertad, ha esclavizado a toda la población de la tierra, debe buscar la autonomía de las comunidades humanas y la recuperación de los «comunes».
Pero la voracidad del capitalismo no tiene límites. Si el robo de los comunes sirvió para su despegue, en la actualidad, para su perpetuación necesita arrebatar y apropiarse hasta de la idea de los comunes, ya que los comunes también pueden ser utilizados bajo la lógica del capital para crear valor y producir mercancías a menor coste y bajo la apariencia de un nuevo capitalismo vestido de socialismo autogestionario.
Una vez más, ha sido gracias kutxikotxokotxikitxutik, que hemos podido conocer un interesantísimo trabajo de Silvia Federici y de George Caffentzis titulado «Comunes contra y más allá del capitalismo«, que ha sido traducido al castellano y publicado en la revista El Apantle, Revista de estudios comunitarios. Esta es la pregunta fundamental que nos lanzan: «¿Cómo podemos prevenir la cooptación de los comunes y suconversión en plataformas desde las que la clase capitalistadecadente pueda rehacer sus fortunas?
La introducción ubica con bastante precisión la problemática que pretenden analizar:
Cada vez más, el término “común” tiene mayor presencia enel lenguaje político, económico e incluso en el inmobiliario.Derecha e izquierda, neoliberales y neokeynesianos, conservadoresy anarquistas utilizan el concepto en sus intervenciones. El BancoMundial acogió el término cuando, en abril de 2012, dictaminóque toda investigación que llevase su sello debía ser “de libre accesomediante una licencia Creative Commons –una organización sinánimo de lucro cuyas licencias por derechos de autor tienen comoobjetivo favorecer un mayor acceso a la información a través deInternet” (Banco Mundial, 2012). Incluso The Economist, un paladíndel neoliberalismo, ha saludado el uso de este término a través de loselogios vertidos sobre Elinor Ostrom –decana de estudios sobre lo común– en su obituario:A ojos de Elinor Ostrom, el mundo poseía una gran cantidad desentido común. La gente, sin nada sobre lo que apoyarse, crearía formasracionales de supervivencia y de entendimiento. Aunque el mundotuviese una cantidad limitada de tierras cultivables, de bosques, de aguao de peces, sería posible compartirlo todo sin agotarlo y cuidarlo sinnecesidad de contiendas. Mientras otros autores hablaron de la tragediade los comunes con pesimismo, centrándose tan sólo en la sobrepesca ola explotación agrícola en una sociedad de codicia rampante, Ostrom,con sus sonoras carcajadas, se convirtió en una alegre fuerza opositora(The Economist, 2012).Por último, es difícil ignorar el uso tan habitual que se hace delconcepto “común” o “bienes comunes” en el actual discursoinmobiliario sobre los campus universitarios, los centros comercialesy las urbanizaciones cerradas. Las universidades elitistas que exigen alos estudiantes matrículas anuales de 50 mil dólares, se refieren a susbibliotecas como “centros comunes de información”. En la vida socialcontemporánea, parece que es ley que cuanto más se ataca a los comunes,más fama alcanzan.En este artículo examinamos las razones detrás de estas tendenciasy planteamos algunas de las principales preguntas que enfrentan hoyen día los comunitaristas anticapitalistas: ¿A qué nos referimos cuando hablamos de “comunesanticapitalistas”? ¿Cómo podemos crear, a partir de los comunes que nacen denuestra lucha, un nuevo modo de producción que no estébasado en la explotación del trabajo? ¿Cómo podemos prevenir la cooptación de los comunes y suconversión en plataformas desde las que la clase capitalistadecadente pueda rehacer sus fortunas?
Este número indaga en los orígenes del capitalismo y ataca algunos mitos al respecto. Continúa con la crítica del dinero, del Capital como sujeto y fin último de la producción y reproducción de la sociedad, del fetichismo y la enajenación como la instrumentalización del mundo y todos los que habitamos en él.
Enajenación no significa simplemente la separación de nuestros medios de vida, sino que se trata de todo un proceso histórico mediante el cual se ha llegado a que nuestra propia existencia se nos presente como ajena, en una sociedad donde el objetivo no son las personas, ni tampoco las cosas, sino la producción por la producción misma, la valorización del Capital.
Es todo un orden social que vivimos como ajeno e, inevitablemente inmersos en él, tenemos que enfrentar.
Contenido: ▪ Presentación
▪ El capitalismo
▪ «Había una vez…»
Subsunción ▪ Un mundo sin corazón
Acumulación, comercio, usura y desposesión ▪ Entrando en la lucha de clases
▪ El Capital solo quiere más capital
▪ Dinero
Dinero y valor ▪ El fetichismo de la mercancía
… y su secreto
Raúl Zibechi se pasó hace unos días por Gasteiz y en el Gaztetxe gasteiztarra participó en un coloquio en el que se reflexionó sobre las «razones para apostar por un horizonte comunitario popular».
Como en tantas otras ocasiones agradecemos a Kutxiko txoko txikitxutik la información sobre esta reciente visita de Raúl Zibechi y los comentarios sobre las últimas publicaciones, con extractos de las mismas, que hacen en su blog y que reproducimos a continuación:
En KTT hemos comentado muchas veces lo nutritivos que nos parecen la mayoría de los textos de Raúl Zibechi, y cómo esos textos (basados en su conocimiento directo sobre las realidades que describe) son parte importante de nuestras “guías fundamentales” a la hora de conocer y aprender la realidad de las comunidades y movimientos populares de América Latina. Eso se viene reflejando tanto en la más de una decena de post de este blog que comentan algún texto individual o colectivo de Zibechi, como en los diversos escritos del activista-periodista-escritor uruguayo (y, lo que es más importante, luchador comprometido con las revoluciones sociales y adherente a la Sexta Declaración de Lacandona) que hemos colocado en nuestra “Liburutegi / Salita de lectura”
El compromiso de Raúl con los movimientos de las de ‘abajo a la izquierda’, aunque él sea escritor, no es mera literatura. Se adivina en sus textos, pero hemos tenido oportunidad de experimentarlo directamente en Gasteiz en diferentes ocasiones. Una de las primeras, su disposición a realizar el prólogo de la segunda edición del libro de Egin Ayllu sobre las Vecindades vitorianas. Sabemos también que el pasado abril estuvo en Errekaleor (sin medios ni focos ni propaganda de por medio) conociendo la realidad de esa apuesta colectiva directamente a través de la boca de sus protagonistas, realidad de Errekaleor Bizirik sobre la que ya ha dejado algún testimonio escrito. Pero en esta ocasión, y de nuevo de forma totalmente desinteresada por su parte, aprovechando un viaje que iba a hacer por la zona, aceptó la invitación de Zaharraz Harro 2016 para acercarse al Casco Viejo gasteiztarra y, en el más que apropiado marco del Gaztetxe, aportar sus reflexiones sobre las “razones para apostar por un horizonte comunitario popular”, y compartir coloquio con una treintena de personas que, a pesar de las “cicatrices” del colosal guateke de la noche anterior, cumplieron con su compromiso de apostar por el carácter comunitario de Alde Zaharra.
Las reflexiones de ese coloquio (así como de la posterior cena que buena parte de la gente congregada tuvo ocasión de compartir con Raúl) no tenían vocación de “dimensión pública”, como sí la tienen los escritos de Zibechi, y como su prolífica pluma nos hace acumular trabajos que comentar, queremos aprovechar este post para intentar recoger algunas de sus últimos trabajos, u otros anteriores sobre los que aún no habíamos tratado en KTT. Es sólo una pequeña selección (comentada o con pequeñas pistas sobre su contenido, para que cada quién elija) de textos que esperamos sirvan tanto de reconocimiento al trabajo y compromiso de Raúl como, sobre todo, a seguir alimentando nuestra apuesta por esa comunidad vecinal popular de Alde Zaharra.
Vayamos ahora con sus últimos libros publicados: “Latiendo Resistencia. Mundos nuevos y guerras de despojo” y “Cambiar el mundo desde arriba. Los límites del progresismo”
El penúltimo de ellos es “Latiendo Resistencia. Mundos nuevos y guerras de despojo.” que cuenta ya (como muchos de los libros de Zibechi) con al menos dos ediciones una primera de la Cooperativa mexicana “El Rebozo” y otra posterior, a cargo de las gentes de Zambra / Baladre. Básicamente el contenido es igual, variando el prólogo y un par de artículos, porque el libro es una recopilación de escritos de Zibechi, más una extensa entrevista realizada a Raúl por Veredas Autónomas. Pues bien esta “Entrevista a Raúl Zibechi” (que ocupa 34 páginas) es la que las gentes de El Rebozo han puesto a libre disposición en su web
Nos han gustado especialmente las últimas 10 páginas de la entrevista. Además recomendamos el capítulo titulado Violencia material, capitalismo y cambio social, que originalmente se publicó en La Jornada
El último libro de Zibechi (que sepamos) es el publicado junto con Decio Machado y titulado “Cambiar el mundo desde arriba. Los límites del progresismo” editado en marzo de 2016 por la colombiana “Ediciones desde abajo”Este texto lo hemos podido conocer gracias al propio Raúl, quien tuvo el detalle de regalarnos un ejemplar. La contraportada del libro nos acerca el análisis que emprenden los autores:
Estamos atravesando un cambio de época mucho más profundo del que insinuaron los gobierno progresistas que, en el fondo, apenas intentaron conducir la notable energía popular hacia las aguas estancas de la representación, o sea, de la política estatal. Los momentos candentes de las luchas sociales (parlamentos indígenas-populares de 2000 en Ecuador, cuarteles aymaras en el altiplano boliviano en 2000-2001, asambleas populares en Argentina en 2001-2002) fueron momentos antiestatales pero también antipartidos, dos modos organizativos que responden a la misma lógica. Respecto a estos momentos, la recomposición estatista-progresista fue un paso atrás, un retroceso. Para quienes apostamos a la emancipación colectiva, el punto de referencia debe ser siempre el grado más alto alcanzado por la lucha social y nunca aquello que es posible conseguir. Lo posible es siempre el Estado, el partido, las instituciones existentes. Pero la emancipación no se puede detener allí.
Raúl y Decio emprenden todo un tan fino como crítico y enriquecedor análisis sobre lo sucedido en América Latina y sus “gobiernos progresistas” en los últimos años, y apuntan conclusiones y advertencias sobre lo que ello ha supuesto y lo que podría suponer en otros lugares en los que en la actualidad parecen surgir fuerzas dispuestas a repetir esquemas parecidos a lo sucedido con el “progresismo populista” en América Latina… y de las consecuencias que ello ha supuesto y está suponiendo para la movimientos populares y las de abajo a la izquierda. Sin duda buena parte de sus análisis, salvando las distancias (que no son pocas, aunque son más numerosas las similitudes), pueden ser válidos para algunos de los “fenómenos” que se observan últimamente por el Mediterráneo europeo.
Estas cuestiones se tratan a través de los siguientes apartados del libro:
Introducción
Capítulo I: Los gestores /administradores. ¿Una nueva burguesía?
Capítulo II: Elites o nuevas clases dominantes en los procesos de cambio
Capítulo III: Nuevas elites bajo el progresismo
Capítulo IV: Fin de ciclo: desigualdad y represión para sostener los privilegios
Epílogo: Encrucijada del pensamiento crítico y crisis de los intelectuales
Pero como no queremos dejaros con la miel en los labios de un libro que hasta ahora sólo cuenta con edición colombiana, como en otras ocasiones nos hemos animado a recoger un pdf con una “Selección de párrafos de Cambiar el mundo desde arriba. Los límites del progresismo”, que no es un resumen del libro (solo abordamos partes de la introducción, el cuarto capítulo y el epílogo), sino un resaltar algunas cuestiones que nos han parecido especialmente interesantes, novedosas o a tener en cuenta. Esperemos que os sirva para saciar el apetito, pero para quienes aún os lo haya abierto más os recomendamos también la lectura del resumen del “Taller: Crisis del progresismo, características y alternativas” que los dos autores impartieron durante dos días el pasado abril.
Otros textos y “fuentes” por los que mana Zibechi
Quizá por estos lares los artículos de Zibechi más conocidos son los que se publican en Gara, a nuestro parecer no suelen ser precisamente los más interesantes. Su pluma se suele afilar más en sus colaboraciones para el mexicano La Jornada entre las que, a modo de ejemplo, recogemos una que intenta un importante ejercicio de reflexión para las gentes de abajo: saber“Cómo piensa la clase dominante” . También son múltiples sus contribuciones al semanario uruguayo Brecha , del que es editor de internacional, y del que rescatamos esta columna de opinión “La cuestión es discriminar” En ambos casos, utilizando el buscador de sus webs podéis acceder a sus numerosos artículos.
Pero no son estos “lugares habituales” los únicos que alimentan y se alimentan de las contribuciones escritas de Raúl Zibechi, son innumerables sus aportaciones puntuales o discontinuas en otros medios. Por ejemplo, en la página web de JRA (Jóvenes en Resistencia Alternativa) de la que, a modo de ejemplo a resaltar, recogemos su artículo “Las revoluciones de la gente común” Entre los casos de intervenciones esporádicas encontramos, por ejemplo el texto en el que aborda una de las cuestiones sobre las que más posa su mirada en los últimos tiempos, la realidad del pueblo kurdo, que analiza en el texto Confederalismo democrático publicado originalmente en Tierra y Libertad Pero posiblemente la experiencia que más enamora a Zibechi (y a tantas de nosotras) sea la de las zapatistas, a quienes, desde el conocimiento profundo de su realidad, tantos textos y artículos ha dedicado y dedica. Valga como ejemplo éste: El arte de construir un mundo nuevo : La libertad según los zapatistasrecogido en el Centre Tricontinental (CETRI)
Igualmente numerosísimas son sus intervenciones orales en charlas, coloquios, reuniones, seminarios…incluso ya existe una Cátedra Raúl Zibechi … pero trankis, que es dentro del proyecto de Cátedra Autónoma de las compas de lavaca (cuyo objetivo es generar herramientas, información, vínculos y saberes que potencien la autonomía de las personas y sus organizaciones sociales). Desde ese marco, este pasado mayo desarrolló un seminario intensivo de tres días centrado en la temática “Ni colonial ni partriarcal: ¿es posible?”
Algo similar sucede con los videos con intervenciones de Zibechi. Utilizando cualquier buscador se puede acceder a más de un centenar de grabaciones de extensión y temáticas diversas. Desde KTT vamos a señalar sólo uno de ellos, ofrecido por Regeneración Radio que recoge la intervención de Raúl en mayo del año pasado en el Caracol Oventik de Chiapas , en el marco de l seminario “El Pensamiento Crítico Frente a la Hidra Capitalista” Con este video queremos terminar esta recopilación de referencias sobre las impagables aportaciones de Raúl Zibechi al análisis, reflexión, acción y conocimiento de los movimientos populares, comunitarios, indígenas y revolucionarios principalmente de América Latina. Pero queremos poner el broche final con el texto que transcribe los últimos minutos de esa intervención de Zibechi, pues creemos que recogen perfectamente buena parte del meollo central de su pensamiento, como, además, retratan también al compañero Raúl. Ambos el analista y el compañero forman el Raúl Zibechi que tanto nos alimenta y que tantas manos nos viene prestando. Bihotz-bihotzez mila esker Raúl!!!
Raul Zibechi – En el seminario “El Pensamiento Crítico Frente a la Hidra Capitalista”
(Transcripción del final de su charla que va del minuto 26:17 a 31:47)
Y para terminar, tercer punto ¿qué diría si yo estuviera arriba de una Ceiba Álamo sobre esto que acabo de decir. Si me tocara ser centinela allí en el Cono Sur donde vivo. Diría que se está viniendo un exterminio, que primero es de esta manera, suave, que detrás inmediatamente viene el genocidio duro, el armado. Pero sobre todo diría cuatro cosas y eso es en lo que me quiero concentrar. Diría:
Primero, cuidado con la vía institucional, cuidado con la vía electoral. El progresismo consiguió instalar de esta manera –y esto no es menor- una cultura política que dice que se puede cambiar el mundo sin conflictos. Más aún, que los conflictos son peligrosos. Los que encabezan los conflictos le hacen el juego a la derecha, y pueden incluso ser terroristas. (Otro dato, al pasar, ¿saben ustedes que en Ecuador, en el Ecuador de Correa, del Socialismo del Siglo XXI, hay 200 dirigentes indígenas encausados por la justicia por terrorismo y boicot? ¿Acusados por qué? Por cortar rutas, por ocupar haciendas… en un país que se dice del Socialismo del siglo XXI)
Segundo: Diría que eso que llaman democracia electoral representativa ya no existe; que es una forma de totalitarismo, es un estado de excepción permanente para los de abajo. Cito a un señor que se llama Agamben, una maravilla, un tipo que estudió los campos de concentración, y dice:
“El totalitarismo moderno puede ser definido como la instauración, a través del estado de excepción, de una guerra civil legal, que permite la eliminación física no sólo de los adversarios políticos, sino de categorías enteras de ciudadanos que por cualquier razón resultan no integrables en el sistema político”
Y yo creo –fin de cita-, que confiar en las instituciones es peligroso, porque las instituciones, con la excusa de la seguridad y del narcotráfico nos instalan un estado de excepción, o sea de guerra permanente. Y eso no depende de quienes estén en el gobierno. Es algo más complejo. La democracia electoral es hoy la cobertura legal del estado de excepción, encubre y justifica el genocidio contra los de abajo.
Tercero Diría que la vía institucional contribuye a regenerar las cabezas de la hidra, porque siempre va de la mano de la desarticulación de nuestros espacios de autonomía. En esta etapa genocida del capitalismo debemos ser autónomos, lo más autónomos posible. Que para derrotar a la hidra supone: defendernos, hacerle daño, golpearla… y a la vez crear autonomía en nuestros espacios, impedir de las formas más diversas que nos invadan nuestros espacios. Es una lucha con dos dinámicas.
Y por último estamos nosotros, -es lo último que diría desde arriba de una Ceiba Álamo-. Creo que lo que vemos nos ha de servir como espejo. Y aquí perdónenme pero voy a hablar en primera persona. No por ego –aunque no estamos exentos de ello- sino porque es muy fácil escudarse en el “todos”: “nos” falta; tenemOS… bueno, “yo tengo” “yo me falta”. Entonces quiero decir, me pregunto ¿Cuánto tengo que aprender? ¿cuánto tengo que crecer? ¿cuánto tengo que dejar de ser lo que soy para estar en condiciones de enfrentar la hidra y de crear un mundo nuevo? Mi impresión es que todavía me falta, nos falta mucho. Y mi impresión es que nos queda por delante, y me queda por delante desafíos enormes. ¿Qué hago? Hago ejercicio para estar más fuerte, para enfrentar la hidra. Práctica de tiro, no está de más, no está de más, es importante, no se habla de esto. Pero hay una cosa que tiene que ver con la ética, con la disposición de ánimo, que es fundamental. Yo creo que los que nos consideramos rebeldes o revolucionarios, todos los día tenemos que –como el que hace un monumento en piedra o madera, que hace tallados- tenemos que tallarnos, que esculpirnos, que cincelarnos para ser mejores, todos los días. Y yo tengo que hacer eso. Tenemos que ser mejores, no más grandes. Ser mejores, no para brillar más y ser más importantes, sino para ser menos, para ser más chiquitos, ser más pequeño para algún día estar a la altura de las bases de apoyo que en la escuelita nos han enseñado que para resistir sólo es necesario dignidad, dignidad y más dignidad. Muchas gracias.
Democracia es una palabra acuñada por el poder con el fin de legitimarse invocando al «pueblo». Es el sistema que utiliza el capital para organizar la sociedad y ponerla a su servicio. Las instituciones políticas, la ley, el orden y la patria son invocados por todos los profesionales de la política desde la derecha caciquil y reaccionaria hasta la izquierda populista y la democracia es el sistema con el que quieren hacernos creer que somos libres y protagonistas de nuestros destinos.
El número 3 de la revista Concejo aborda la cuestión de las posibilidades que ofrecen las instituciones para la emancipación humana, ofreciéndonos tres perspectivas diferentes. La primera de ellas, «El cambio, las urnas y otras fábulas», firmada por el colectivo Equilibrismos, es una reflexión sobre la imposibilidad de lo que se ha llamado el «asalto a las instituciones» como medio para el cambio y la emancipación del yugo al que nos someten el Capital y los Estados. El segundo texto, interesante aunque desde nuestro punto de vista es fruto de una gran ingenuidad, es una carta de Cristina Rojo Ruiz, un contrapunto en el que se plantean las posibilidades que pueden ofrecer las instituciones locales y municipales con el fin de «llegar al poder» para romper el poder. Finalmente, en la tercera aportación , titulada «Propuesta de debate para los movimientos sociales«, su autora, Esti Redondo, nos ofrece un punto de vista basado en su conocimiento de países y pueblos en los que gobiernan las llamadas «izquierdas», siendo su tesis principal que cuando la izquierda llega al gobierno se produce una desmovilización de los movimientos sociales, por lo que los gobiernos de izquierda son muy útiles al capitalismo.
(Reseña de Iñigo Elortegui publicada en la revista Hincapié)
Si los editores de El Salmón tienen razón y la mayoría de libros editados últimamente de Thoreau poco han contribuido a despertar el espíritu crítico en los lectores, aquí viene este librito con mayor carga de profundidad. Mucho se está publicando de Thoreau y muy bueno. Pero esta edición aboca la crítica thoreuniana a la fe ciega en el mecanicismo más draconiano que no es más que el que vivimos en nuestros días. El Paraíso – que merece ser- recuperado es la crítica que Henry David Thoreau hizo del libro de J. A. Etzler El Paraíso al calcance de todos los hombres, utopía entonces hoy realidad de un planeta plagado de máquinas eólicas, hidraúlicas y de vapor en montes, mares, campos y ciudades que acabarían con el arduo trabajo humano y que contribuirían al advenimiento de la felicidad humana. Que la utopia etzleriana no tiene nada de futuro, por cuanto es nuestro presente, resulta evidente. Y que somos al mismo tiempo los testigos de su aplastante realidad como las víctimas de su más rotundo fracaso, además de los portadores mentales, en el gen progresista que heredamos de nuestros mayores y que trasmitimos a nuestros descendientes, de perpetuar hasta el fin de su propio fin un Progreso que ya no puede progresar más porque lo ha aniquilado casi todo. Thoreau lo decía en 1845.
Los Etzler que criticara Thoreau hace 171 años abundan en nuestros días. Están en las facultades de ciencias aplicadas, planean y ordenan – ¿están estos desordenados? – los territorios en ayuntamientos o gobiernos regionales, asesoran a partidos caducos y emergentes; están hasta en las revueltas tipo 15-M. El lema “No es una crisis, es una estafa” revela el desvelo por querer solventar un mal trago ocasionado por unos cuantos estafadores que se han quedado con el dinero que debiera fluir en los flujos de antes. Jorge Reichmann y Emilio Santiago Muiño aciertan al darle la vuelta al trucaje: “No es una estafa, es una crisis”. Es la crisis, el colpaso del propio Progreso, de la civilización nuestra. Se puede discutir la longevidad de los recursos fósiles. Menos el gisgantismo planetario del consumo energético, su degradación. Los obispos del Progreso son los reformistas de toda ralea que Thoreau identifica:
mientras un reformador friega los cielos, otro barre la tierra.
Allende los siglos, los adventistas del Progreso apartaron de los púlpitos a los que purgaban con agua bendita a los esquivos infieles. Una especie de sorpasso – palabra ahora tan de moda – histórico y dogmático. Thoreau vaticina la debacle: nada podrá tener éxito sin la concordancia con la naturaleza. El éxito del progreso es haber convertido esta elemental máxima en un quejoso resquicio de primitivistas o primates que añoran el taparabos y comer cebollas crudas. Es un éxito mental: cada persona no ve un designio del colapso en los barrios circundados por autovías, en los pueblos cercenados por centrales atómicas, hidroeléctricas, de residuos, en las costas apostilladas por puertos industriales, en el pescado con niveles elevados de cadmio, en la carne con clembuterol.
Thoreau parece adoptar una actitud descreída de las posibilidades de la utopia que plantea Etzler: sociedades con ultrateconología que mediante participaciones en acciones permitieran crear sociedades cerradas o comunitarias para el disfrute de sus asociados con sus constituciones. Ahí tenemos en nuestra era a los monopolios tecnológicos con acciones en bolsa o constituídos en sociedades limitadas con sus respectivos estatutos constitutivos. ¿Fin de trayecto? Thoreau adelanta en este sombrío librito el abismo moral de la sola idea de un futuro así. Nosotros afrontamos el abismo físico de la posibilidad de su presente. Muy malas noticias para los utopistas.
Jérôme Baschet, Adiós al capitalismo. Autonomía, sociedad del buen vivir y multiplicidad de mundos, NED Ediciones, 2015
Decir adiós al capitalismo no significa que se vaya a ir por sí solo. Tenemos que hacer algo para expulsarlo de nuestras vidas. En este libro, en el que Jérôme Baschet recoge varios textos que ha refundido y a los que ha dotado de cierta estructura, no se nos proponen ni alternativas, ni fórmulas. Su autor hace un acertado análisis de lo que supone el capitalismo para la vida en nuestro planeta, indaga en algunas experiencias, como las de las comunidades zapatistas de Chiapas, y propone caminos por los que caminar. La revolución no puede ser, tal como se había entendido hasta ahora, un movimiento brusco resultado de la lucha de una clase explotada con el objetivo de tomar el poder. Escapar del capitalismo creando pequeños espacios al margen tampoco es posible, ya que los tentáculos del capitalismo llegan a todas partes. Jérôme Baschet propone crear espacios en los que irse liberando del capitalismo mediante la creación de formas de vida que permitan de forma paulatina prescindir de las intermediaciones del mercado, del dinero y del Estado. Estos espacios liberados deberán ir creciendo y resistiendo. Creatividad, resistencia y análisis crítico de todas las alternativas serán los motores de un caminar hacia un mundo en el que otros mundos sean posibles.
Es un libro imprescindible para reflexionar sobre las formas en las que podemos empezar ya a hacer algo para poder decir adiós al capitalismo.