¿Qué fue el Primer Congreso Internacional de Comunalidad?
Huascar Salazar Lohman
Rebelión
Entre el 26 y el 29 de octubre de 2015, en la ciudad de Puebla (México), se llevó cabo un importante evento: El “Primer Congreso Internacional de Comunalidad. Luchas y estrategias comunitarias: horizontes más allá del capital”. Este acontecimiento, organizado por el Instituto de Ciencias Sociales y Humanidades (ICSyH) de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP), junto a la Academia de Comunalidad de Oaxaca y al Centro de Estudios Latinoamericanos (CELA) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), además de un conjunto grande de otras instituciones, organizaciones y colectivos que apoyaron y acompañaron; logró reunir a más de 500 académicxs, intelectuales, activistas y estudiantxs de veinte países del mundo, principalmente de Latinoamérica, en torno a un denominador común: lo comunitario, la comunalidad, lo común; y la manera en que desde ahí se piensan y se practican realidades de lucha frente al capitalismo.
En esos días se instalaron alrededor de 40 simposios que abordaron diversas temáticas: reproducción comunitaria de la vida, género y luchas de las mujeres, ecología política, gobiernos progresistas, migración, vida urbana, historia y memoria, luchas indígenas, problemas epistemológicos y desafíos teóricos, y muchas cuestiones más; la mayoría de ellas puestas a discusión desde la clave de la producción de lo común. Entre los cientos de personas que nos encontramos ahí, nos escuchamos y nos dimos cuenta que desde la interpretación heterogénea del mundo –eso que también reivindicamos– hablábamos de cosas comunes: de una manera no estadocéntrica de pensar la transformación social; de la potencia de una política que emerge desde abajo, desde las actividades centradas en el cuidado de la vida y desde dónde se posiciona una legitima manera de organización colectiva de la sociedad; de la crítica tenaz a la modernidad capitalista sostenida en la explotación y a sus formas políticas de organización de la vida que expropian la decisión colectiva. En fin, este congreso, sirvió, entre otras cosas, para poner en común sentidos compartidos para el despliegue de tejidos sociales rebeldes.
Por este motivo es que no fue un congreso académico clásico, de esos acartonados en los que lo que importa es el flujo de conocimientos especializados entre gente especializada. La mayor parte de los participantes del Congreso de Comunalidad, compartieron sus experiencias y formas de comprensión del mundo desde la necesidad de construir un conocimiento colectivo y útil para afrontar la permanente agresión –últimamente intensificada– del capital. En este particular momento en el que tanto gobiernos neoliberales como gobiernos progresistas promueven políticas de muerte y despojo, el dotarnos de palabras con sentido político común para afrontar las luchas desde posicionamientos fértiles que superen el ya tan trillado posibilismo estatal –oferta de la mayoría de las propuestas partidarias de la izquierda estatalista–, ha sido muy provechoso. La seriedad del congreso no se midió por la suntuosidad, ni los grados académicos, ni las miles de páginas de las ponencias de los participantes del evento; sino por la profundidad de las experiencias compartidas; por la búsqueda de conocimientos colaborativos; por la legitimación de discusiones que emergen de los sentires y no desde aquella racionalidad moderna y masculina que intenta mostrarse como neutra y objetiva. La mayoría de las discusiones –teóricas o no– tuvieron su origen en sentidos prácticos y no, parafraseando a Silvia Rivera Cusicanqui, en pensamientos rancios que sólo se nutren de otros pensamientos. Muchas de estas discusiones han quedado condensadas en el “Pronunciamiento del Comité Organizador” del congreso.
Varixs intelectuales conocidxs arribaron desde distintas latitudes, nos acompañaron y se volvieron parte del evento: Silvia Federici, Jaime Martínez Luna, Raúl Zibechi, Silvia Rivera Cusicanqui, Sinclair Thomson, Márgara Millán, Luis Tapia, Luis Hernández Navarro, Horacio Machado, Sarela Paz, Gustavo Esteva, entre otrxs más. Lo interesante fue que lo que principalmente convocó a estas personalidades fue un compromiso y una afinidad política, la formalidad académica quedó en un segundo plano. Ellxs participaron de las mesas centrales, pero también fueron parte de los múltiples simposios y de las actividades culturales que se realizaron. Fue un momento en el que ellxs –lxs más conocidxs– y todo el resto, quizá menos conocido pero con compromisos muy similares nos reafirmamos en nuestra convicción de que no estamos solxs y de que hay muchas cosas por hacer en conjunto. Así pues, desde este Congreso de Comunalidad también se hizo un esfuerzo por consolidar solidaridades recíprocas con distintas luchas, desde la mapuche en Chile, hasta las zapatista en México, siempre apostando por la política que brota desde abajo.
Otro elemento que es importante resaltar es el porqué de este congreso en Puebla. El Instituto de Ciencias Sociales y Humanidades de la BUAP vio, hace ya varios años, nacer y cultivarse una veta muy fértil del marxismo abierto, aquella impulsada por intelectuales como John Holloway y Sergio Tischler, entre muchxs otrxs. Sin embargo, en debate recíproco y nutritivo con aquel espacio, durante estos últimos años, se ha venido consolidando una nueva escuela de pensamiento en la que Raquel Gutiérrez, Mina Lorena Navarro y Lucia Linsalata son sus máximas exponentes y confluyen en el Seminario de Investigación Permanente: “Entramados comunitarios y formas de lo político”. Esta escuela de pensamiento –de la cual varixs de los participantes en el congreso hemos abrevado y nos sentimos parte– ha venido aportando una mirada renovada y fértil sobre, entre otras cosas, la concepción de lo comunitario desde la reproducción de la vida, es decir, desde todas aquellas actividades colectivas –principalmente femeninas– centradas en dar continuidad a la vida (no al capital) y que resultan ser profundamente políticas, subversivas y anticapitalistas.
Hace un año atrás, en el marco de un pequeño coloquio en el que participaron Márgara Millán del CELA/UNAM y Jaime Martínez Luna de la Academia de Comunalidad – Oaxaca, nació la idea de hacer un gran congreso sobre lo comunitario, la comunalidad y lo común, en ese momento se acordó que se denominaría “Congreso de Comunalidad” por ser la “comunalidad” un término con mucho sentido político y que aglutina múltiples experiencias colectivas y de luchas en México, particularmente en la región de Oaxaca. El seminario de “Entramados comunitarios y formas de lo político”, junto a una serie de personas y colectivos asumieron el reto de organizar dicho evento y de acuerpar esfuerzos con tal fin. Lo que las personas que hacen parte de este espacio de pensamiento demostraron fue una gran capacidad de organización y de articulación entre su hacer intelectual y su experiencia en el activismo, y, además, el esfuerzo de muchos años de todxs ellxs se vio reflejado en el gran despliegue de trabajos en forma de libros, fotos, revistas, etc., que fueron presentados durante el evento.
El congreso tuvo una serie de repercusiones y seguramente las seguirá teniendo hacia adelante. La mayoría de los comentarios y opiniones encontraron que el Primer Congreso de Comunalidad fue un espacio muy útil para compartir experiencias, para encontrarnos entre lxs que andamos haciendo cosas parecidas en latitudes diferentes, para tejer lazos de amistades politizadas, para conocer y solidarizarnos con lo que ocurre en otros lugares, para mirarnos auto-críticamente; en fin, para, de alguna manera, construir un común. También fue muy interesante ver como surgieron las críticas, en su mayoría provenientes de espacios intelectuales que actualmente soportan ideológicamente a los gobiernos progresistas. Lastimosamente, la mayor parte de esa crítica fue excesivamente dogmática, poco argumentativa, centrada en la descalificación personal y, lo peor de todo, imprecisa y faltante a la verdad; esperamos que esto cambie con el tiempo para poder entablar un debate serio en torno al acontecer político de la región.
Se vienen más congresos como éste. Esperamos tener el siguiente en dos años, aún no se decidió la sede –¿será Guatemala, Bolivia, Argentina, México?–, pero más allá de eso, estamos seguros que será nuevamente un espacio profundamente rico para la discusión, y además esperamos que, entre congreso y congreso, otras experiencias y proyectos también se gesten y se consoliden.
Huáscar Salazar Lohman (1983). Economista boliviano, vivió seis años en México donde realizó sus estudios de posgrado. Su más reciente publicación: “Se han adueñado del proceso de lucha” Horizontes comunitario-populares en tensión y la reconstitución de la dominación en la Bolivia del MAS (2015). Es miembro de la Sociedad Comunitaria de Estudios Estratégicos.
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