III Congreso de análisis político crítico

Vuelve la política

Una vez más, es gracias a kutxikotxokotxikitxutik que hemos tenido oportunidad de estar informados sobre la celebración el pasado mes de noviembre en Bilbao de este III Congreso de análisis político crítico.

En este congreso, en el que se presentaron varias ponencias y comunicaciones, destaca la comunicación presentada por Andrea Bartolo (de la Facultad de Ciencias Sociales y de la Comunicación), con el título: “Radicalización democrática y hegemonía VS nuevas territorialidades emancipadoras y poderes no estatales: una aproximación teórica a las diferentes estrategias dentro de los movimientos radicales”, a cuyo texto se puede acceder aquí.

Andrea Bartolo, en su comunicación, aborda la relación entre los movimientos sociales y el entramado institucional y los diferentes enfoques sobre la misma. ¿Las instituciones pueden convertirse en un medio para articular hegemonía social o representan un aparado de subsunción de los movimientos por parte del Capital? ¿La forma-Estado puede ser un pasaje táctico hacia la construcción de una nueva sociedad o constituye un dispositivo integrado en – e inseparable de – el sistema de biopoder (Foucault, 1994A y 1994B), un “aparado de captura” del Capital (Deleuze y Guattari, 1980)?

El debate sobre la relación entre movimientos e instituciones es uno de los más interesantes y actuales, porque pone sobre la mesa las diferentes posturas estratégicas presentes en seno a los movimientos anticapitalistas: a un extremo del continuum se sitúan los que apuestan por reapropiarse de los nexos institucionales (a diferentes niveles), para potenciar el poder constituyente de los movimientos, creando nuevas instituciones basadas en el “common” (Negri y Hardt, 2004 y 2011); poniéndose así como actores principales en la construcción de una nueva democracia, una democracia radical (Laclau y Mouffe, 1987; Zizek, 1992; Laclau, 1993). Al otro extremo se encuentran los movimientos que, a partir de una crítica radical al sistema representativo e institucional, apuntan a desarticular el entramado de (bio)poder desde abajo y desde el plan territorial/comunitario, mediante la construcción de territorios autónomos, autogestionados y resistentes (Holloway, 2001; Zibechi, 2007). El objetivo ya no es el poder – la toma del poder –, sino el poder hacer (Holloway, 2001), la construcción de formas-de-vida otras y la creación de nuevas territorialidades (Zibechi, 2007 y 2011).