“nuestro lema más noble : el progreso : colonizar el futuro lejano sujetándolo al dictado de una inflexible programación : sacrificar por ello la natural propensión a la indolencia y el juego : desembarazaros, una tras otra, de vuestras costumbres atávicas : configurar poco a poco las aspiraciones humanas conforme a los sabios imperativos de la producción : crear entre los ciudadanos una sólida mentalidad consumista : invención incesante de nuevas necesidades cuya satisfacción adecuada imponga al individuo un esfuerzo continuo de mejora y superación” (juan goytisolo, makbara, p. 25)
tanto tiempo perforando la tierra, socavando la tierra, destruyendo la tierra, sacando de sus entrañas todo lo que pueda servirnos para crecer, para producir, para progresar: sacamos oro, sacamos carbón, sacamos plata, sacamos hierro, sacamos piedras, sacamos petróleo, sacamos gas…
el coste siempre es alto, demasiado alto: coste de vidas humanas, coste de vidas de otros animales, coste de vidas de plantas, las aguas se contaminan, las gentes se envenenan, las gentes mueren, las gentes sufren…
hacía falta mucho carbón para poner en marcha el mecanismo industrial que aseguraba el progreso, la riqueza, las ganancias, incalculables beneficios que acarrearían el desarrollo de la ciencia, el progreso de la medicina, la mejora de la calidad de vida… ¿calidad de vida? alargar la vida a quienes desean morir y acortarla a quienes desean vivir… cuántos muertos en las minas de plata de Potosí, cuántos muertos en las minas de carbón, en las de hierro, en las de oro, en las de coltán, en los pozos de petróleo… cuántas tierras arruinadas, cuántas aguas envenenadas…
buenas conciencias adormecidas, con sus caras sonrientes y ufanas, con el orgullo de quien se sabe bueno, de quien conoce la verdad, caminando tras una pancarta con esa seguridad en sí mismos que les presta el saberse implicados en una lucha en defensa de la tierra, del medio ambiente, de la salud, del futuro de la humanidad…
defendamos nuestra tierra, salvemos lo que es nuestro, nuestra tierra no se vende, nuestra salud es nuestro bien más preciado… nuestra, nuestro, mío, mía… la propiedad de la tierra, la propiedad de la salud, la propiedad de los hijos, de los descendientes, del futuro… defendemos lo nuestro porque es nuestro…
no queremos fracking mientras sepamos que no nos faltará el gas que necesitamos porque ya lo extraerán en otros sitios, con métodos más o menos convencionales, qué más da si no es en “nuestra” tierra…
no queremos fracking porque ya tenemos nucleares y nunca nos hemos quejado… tenemos nuestra garoña desde hace mucho y nos va muy bien… todavía nunca ha pasado nada malo y sí mucho bueno… ganamos nuestros salarios, nos pagan las fiestas del pueblo, nos invitan a comilonas… de garoña no vamos a hablar… vamos a protestar por el fracking porque estos no nos han hecho una buena oferta (todavía), porque se ha puesto de moda, porque vende bien, porque sirve para ganar votos, porque así la gente no se acuerda de garoña… el fracking es sucio, garoña en cambio es limpia… el fracking está promovido por empresas extranjeras, garoña en cambio es de los nuestros…
somos muchos… la verdad está con nosotros… y con tu espíritu… las autoridades uniformadas, encorbatadas, endomingadas, bien peinadas, con sus barbitas recortadas, sus maquillajes, sus trajes caros o sus ropas informales de marca o sus camisetas con lemas impresos en ellas (qué más da), nos apoyan… los ayuntamientos lucen pancartas en sus balcones junto a los símbolos del poder, del dominio, de la guerra… y nosotras, yo, tú, todas, caminamos ufanas y dóciles tras las pancartas en manifestaciones autorizadas por la autoridad, repitiendo las consignas que nos dictan, porque no queremos fracking aunque tengamos nucleares viejas, roñosas, más peligrosas y más contaminantes incluso que el fracking, aunque sigamos consumiendo gas y petróleo, aunque llevemos en la mano aparatos construidos con el dolor, el sufrimiento y la muerte de miles, cientos de miles, si no millones, de gentes de color oscuro, pobres, miserables, desarraigados, pero, sobre todo, lejanos… aparatitos que llevan la muerte y el sufrimiento impresos en sus circuitos electrónicos y con los que nos fotografíamos ufanos tras las pancartas amarillas para que nos vean nuestros amigos en el feisbuc, para poder enviárselas inmediatamente a todos nuestros contactos con el guasap… para que todos sepan que nosotros no queremos que nos hagan fracking en nuestro jardín, “ni aquí ni en las merindades”… que se vayan a otro sitio…
se nos llenan las bocas, que apestan a comidas prefabricadas, con palabras bonitas, con ideas magníficas… hablamos de energías renovables porque no estamos dispuestos a vivir con menos… decimos que el sol es gratis y es de todos, pero nos empeñamos en convertirlo en electricidad, ignorando? no! queriendo ignorar que para convertirlo en electricidad hay que consumir energías de las otras, de las malas, de las sucias, de las que no se renuevan, hay que utilizar tecnologías complejas, construir aparatos que cuando ya no sirvan tiraremos a los muladares… aparatos que hay que traer desde la china en camiones que funcionan con petróleo de ese que decimos que no queremos…
nuestra tierra no se vende al fracking porque ya la hemos vendido al turismo que se desplaza en sus vehículos caros consumidores de gas y de petróleo, a la agricultura industrial que utiliza grandes maquinarias que se mueven con gas y con petróleo, que llena la tierra de fertilizantes químicos, a la ganadería intensiva que también contamina los acuíferos…
no queremos fracking pero no estamos dispuestos a renunciar a una forma de vida privilegiada para la que necesitamos el fracking… aquí o en otro sitio…
el escepticismo al que hemos llegado con el tiempo y la experiencia hizo que algunas de las personas que participamos en las primeras asambleas contra el fracking no nos ilusionáramos demasiado con el movimiento en ciernes. es por ello por lo que tampoco nos hemos podido desilusionar, simplemente nos hemos cansado de esperar alguna novedad… una vez más un movimiento popular de protesta se ha convertido en una coartada para fortalecer el sistema contra el que aparentemente se rebela… la llamada “asamblea contra el fracking del norte de burgos”, a día de hoy, es un movimiento que no sólo no impedirá nunca que se lleven a cabo los planes de las grandes multinacionales y de los gobiernos que las apoyan sino que está sirviendo para fortalecerlos… los proyectos de explotación de hidrocarburos no convencionales (en realidad los hidrocarburos son los mismos, lo que no es convencional es cómo se encuentran en el subsuelo) son consecuencia del funcionamiento del sistema económico global en el que vivimos inmersos, si no ponemos en cuestión el sistema que los hace necesarios es inútil luchar contra ellos… en el caso de la asamblea del norte de burgos, además, se da la circunstancia de que, si bien no se plantea ni siquiera la posibilidad de reflexionar sobre el sistema que origina los proyectos contra los que se lucha, se reafirma y se apoya dicho sistema constantemente buscando el apoyo de las instituciones, fomentando actitudes consumistas y lanzando mensajes en los que queda claro un compromiso con los modelos económicos vigentes relativos a la promoción turística y al desarrollo de una agricultura y una ganadería industriales… el movimiento contra el fracking del norte de burgos no lucha contra sus causas sino que se limita a confirmar las tendencias de nuestra sociedad: se trata, una vez más, de un movimiento que surge con forma de rebelión dentro del sistema para afirmarlo y consolidarlo, una vez más nos encontramos ante un episodio de rebeldía conformista. se decide asambleariamente lo que más conviene al sistema: protestar por hechos puntuales sin tocar para nada y sin cuestionar la estructura que los hace necesarios… existe un desacuerdo puntual entre la asamblea y las empresas, pero están de acuerdo en lo fundamental: los ejecutivos de bnk no piensan ni viven de forma diferente que quienes se manifiestan por las calles detrás una pancarta amarilla con el lema “fracking no”, todo es una cuestión de oportunidad, de intereses particulares… quienes no ganan nada con el fracking protestan porque es sucio y hace feo, en cuanto puedan ganar algo con ello, callarán… la oposición al fracking, al menos en el norte de burgos, es una pose estética… algunas personas creemos que la asamblea contra el fracking es un enemigo más a combatir si queremos luchar contra las causas profundas de este nuevo paso en la explotación de los recursos naturales.