El concepto de “Vida”: un ídolo moderno y una amenaza para las mujeres embarazadas
Barbara Duden
Partiendo de una ley sobre el aborto promulgada en Alemania a comienzos de los años 1990, Barbara Duden hace una reflexión crítica sobre la forma en la que la sociedad moderna intenta configurar, controlar y conducir la vida y la experiencia del cuerpo. El punto de vista de Barbara Duden es radicalmente diferente al habitual. No plantea valoraciones morales sobre el aborto sino sobre la forma en la los Estados modernos imponen la visión técnico-científica para el control de los cuerpos y de la vida, consiguiendo que la experiencia del cuerpo deje de ser una percepción sensible inmediata para volverse una abstracción solo legible instrumentalmente. La resolución del tribunal alemán es considerada por la autora de este ensayo como un atentado jurídico contra la autopercepción del ser-mujer.
Barbara Duden considera que el Estado alemán de los años 1990, por medio de sus tribunales, vuelve a fundar la asignación de la dignidad humana sobre criterios biológicos, tal como lo hiciera en la época del dominio nazi. El Estado se erige en protector del feto y considera a la mujer como una tercera bajo sospecha. Las mujeres son vistas en el mundo tecnocientífico como “productoras de vida” y como tales deben ser vigiladas por los aparatos del Estado.
Las mujeres de antaño estaban “de buena esperanza”, es decir, cuando quedaban embarazadas, no “tenían”, sino que “esperaban” un niño. Cuando habían dado a luz, se volvían madres. Ahora, los tribunales pretenden que el aterrizaje de un blastema genéticamente extraño en la mucosa del útero sea el detonante de la maternidad. Antaño la mujer se hacía madre porque había traído un “Tú” al mundo. Ahora se convierte en madre porque su sistema inmunológico es capaz de tolerar la alteridad de una mórula con un gen diferente de los suyos. En el mundo técnico-científico actual, la mujer no se hace madre por traer un nuevo ser humano al mundo, sino que es un cuerpo extraño en su seno el encargado de convertirla en madre. Como afirma Barbara Duden: “la misoginia no podría ser más completa”.
En la resolución del tribunal analizada, la autora ve una prueba patente de que la percepción desencarnada del propio organismo se ha vuelto una característica fundamental de nuestra época. La realidad es entendida hoy como la interpretación de diagnósticos. Según sus propias palabras: “… el gremio (jurídico) ideó adjudicar ‘dignidad humana’ a un hecho científico, un ‘hecho’ sin brazos ni piernas, sin cara ni cola, sin pies ni cabeza. Ideó definir como sujeto último de las protecciones garantizadas por la Constitución una entidad invisible, intocable, cuya noción y existencia dependen de un diagnóstico interpretado por expertos”.
Barbara Duden concluye con una protesta: “Protesto como mujer que quiere quedar en su cuerpo, que se decidió a confiar en sus sentidos, a vivir, sorprendida por la realidad que tiene olor, gusto y forma…”
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