Por la autonomía y la vida en nuestros pueblos

Por la autonomía y la vida en nuestros pueblos

 

 

Por la autonomía y la vida en nuestros pueblos

En respuesta a la aprobación de la llamada “Ley de Sostenibilidad y Racionalización de la Administración Local”, que pone en grave riesgo lo poco que queda aún de autonomía en el funcionamiento de los pequeños núcleos rurales en los que todavía hay algo de vida, la Plataforma Rural organizó unas Jornadas “Por la Autonomía en los Pueblos”. Fruto de estas Jornadas que se celebraron en abril de 2013 son los materiales recogidos en el presente informe.

Estado del bienestar/Naturaleza muerta

Velpister, Estado del bienestar/Naturaleza muerta, Ediciones Lupercalia

Velpister

 

Porque lo que llaman nuestro bienestar es la muerte, es el fin de la vida. Porque lo que llaman nuestro bienestar es vender el aire, el agua y la tierra para obtener unos papelitos que llaman «dinero», que no se pueden comer ni beber pero que nos hacen sentirnos ricos y poderosos. Porque lo que llaman nuestro bienestar es matar la vida, es matar de hambre a millones de seres humanos, es robar a millones de seres humanos todo lo que les permite seguir con vida… Porque el Estado de bienestar es una naturaleza muerta…

Este libro es un grito, una voz en el desierto…

 

En mi barrio las únicas asambleas
populares que se convocan son
para decidir cuánto dinero le va
a tocar a cada uno cuando se talen
todos los robles, castaños y pinos
entre otros matorrales y
vegetaciones
para construir un hermoso polígono
industrial.
El dinero es importante.
Lo es más que respirar.

 

Los límites de la conciencia

Juanma Agulles, Los límites de la conciencia. Ensayos contra la sociedad tecnológica, Ediciones El Salmón, 2014

los límites de la conciencia

 

Juanma Agulles se pregunta en estos ensayos hasta dónde nos permite llegar nuestra conciencia sin sentirnos culpables, sin tener en cuenta las consecuencias de nuestros modos de vida ligados a las tecnologías y al consumo.

Es necesario reconocer los límites de la conciencia para intentar establecer los límites al desarrollo de unas sociedades tecnológicas que caminan, sonámbulas, hacia el desastre.

 

Dulce Leviatán. El Estado de Bienestar, un cuento de hadas monstruoso

Dulce Leviatán

Pedro García Olivo, acompañado de su último libro titulado Dulce Leviatán, habla del Estado de Bienestar, al que se refiere como un «dulce Leviatán» porque, en realidad, se trata de un cuento de hadas, pero de un cuento de hadas monstruoso.

Giacomo Rossignolo, Leviatán en el fresco El juicio final, 1570_80, Madonna dei Boschi, Boves
Giacomo Rossignolo, Leviatán en el fresco El juicio final, 1570_80, Madonna dei Boschi, Boves

Las ilusiones renovables

Los amigos de Ludd, Las ilusiones renovables. La cuestión de la energía y la dominación social, muturreko burutazioak, 2007

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Colección de ensayos hilados por el común denominador de la cuestión energética y de su expresión política y social, en los que se profundiza en lo que Ivan Illich llamaba la «ilusión fundamental» para referirse a la creencia generalizada en la posibilidad de consumir altos niveles de energía limpia como solución a todos los males. La reflexión crítica sobre la cuestión de la energía conduce a desarticular el discurso ecologista del moderno capitalismo que propone la continuidad del modelo económico capitalista basada en el consumo de energías llamadas «limpias».

 

La «ilusión fundamental» según Ivan Illich:

Creer en la posibilidad de altos niveles de energía limpia como solución a todos los males, representa un error de juicio político. Es imaginar que la equidad en la participación del poder y el consumo de energía pueden crecer juntos. Víctimas de esta ilusión, los hombres industrializados no ponen el menor límite al crecimiento en el consumo de energía, y este crecimiento continúa con el único fin de proveer cada vez a más gente de más productos de una industria controlada cada vez por menos gente. Prevalece la ilusión de que una revolución política, al suprimir los errores técnicos de las industrias presentes, crearía la posibilidad de distribuir equitativamente el disfrute del bien producido, a la par que el poder de control sobre lo que se produce. Es mi tarea analizar esta ilusión. Mi tesis sostiene que no es posible alcanzar un estado social basado en la noción de equidad y simultáneamente aumentar la energía mecánica disponible, a no ser bajo la condición de que el consumo de energía por cabeza se mantenga dentro de límites. En otras palabras: sin electrificación no puede haber socialismo, pero inevitablemente esta electrificación se transforma en justificación para la demagogia cuando los vatios per capita exceden cierta cifra. El socialismo exige, para la realización de sus ideales, un cierto nivel en el uso de la energía: no puede venir a pie, ni puede venir en coche, sino solamente a velocidad de bicicleta.

 

En mi análisis del sistema escolar he señalado que en una sociedad industrial el costo del control social aumenta más rápidamente que el nivel del consumo de energía. Este control lo ejercen en primera línea los educadores y médicos, los cuerpos asistenciales y políticos, sin contar la policía, el ejército y los psiquiatras. El subsistema social destinado al control social crece a un ritmo canceroso convirtiéndose en la razón de la existencia para la sociedad misma. He demostrado que solamente imponiendo límites a la despersonalización e industrialización de los valores se puede mantener un proceso participatorio político.

En el presente ensayo mi argumento procederá analógicamente. Señalaré que en el desarrollo de una sociedad moderna existe un momento en el que el uso de energía ambiental excede por un determinado múltiplo el total de la energía metabólica humana disponible. Una vez rebasada esta cuota de alerta, inevitablemente los individuos y los grupos de base tienen que abdicar progresivamente del control sobre su futuro y someterse siempre más a una tecnocracia regida por la lógica de sus instrumentos.

Los ecólogos tienen razón al afirmar que toda energía no metabólica es contaminante: es necesario ahora que los políticos reconozcan que la energía física, pasado cierto límite, se hace inevitablemente corrupta del ambiente social. Aún si se lograra producir una energía no contaminante y producirla en cantidad, el uso masivo de energía siempre tendrá sobre el cuerpo social el mismo efecto que la intoxicación por una droga físicamente inofensiva, pero psíquicamente esclavizante. Un pueblo puede elegir entre una droga sustitutiva tal como el metadone y una desintoxicación realizada a voluntad en el aislamiento; pero no puede aspirar simultáneamente a la evolución de su libertad y convivencialidad por un lado, y una tecnología de alta energía por el otro.

Ivan Illich, Energía y equidad

El fracaso de la escuela

John Holt, El fracaso de la escuela, Traducido por Andrés Linares Capel, Alianza Editorial, 1977

Holt

Este volumen reune varios ensayos en los que su autor aporta argumentos destinados a poner de manifiesto el fracaso de la escuela como espacio educativo y de aprendizaje. John Holt afirma rotundamente: «Creo que los niños aprenden mejor cuando aprenden lo que ellos quieren, del modo que ellos quieren y cuando ellos quieren, por propia curiosidad y no por obligación». La escuela es más una prisión que un medio para ayudar a los niños a comprender el mundo y a aprender a vivir. John Holt recomienda que la escuela salga a la calle para que los niños establezcan relaciones con adultos de diferentes condiciones y experiencias con los que adquirirán una visión del mundo más real que la que pueda aportarles la escuela con sus estereotipos y su «saber» organizado y hegemónico.

 

Reseña de Belinda Parris

La crisis de Babia

Pedro M. Hurtado Valero, La crisis de Babia, Visión Libros, 2010

La crisi de Babia

Cual nuevo Arquíloco de Paros, Pedro M. Hurtado, teje una sátira, desbordante de ironía y no carente de cierto cinismo, sobre el tiempo presente. Vivimos lo que nos merecemos. Vivimos la crisis de Babia. Porque vivimos en un mundo guiado por “la mano invisible” de la economía, sumergidos en un proceso de crecimiento hacia el infinito en el que todos creemos, en el que todos participamos y en el que todos tenemos fe.  Aunque… “curiosamente el motor del proceso no reside en la voluntad bondadosa, sino en algo tan poco loable -para los nuevos meapilas- como la avidez de pecunia. Sepan ustedes que las vacunas contra el SIDA no han sido logradas por una oenegé para curar negritos, sino por el tesón de algún laboratorio costeado por inversores ávidos de dividendos (había muchos ricos muriéndose de SIDA dispuestos a pagar lo que hiciera falta); si no fuera por la ley de patentes, a la que injurian los piadosos, las boticas solo venderían cuatro polvos, cuatro hierbas y cuatro potingues. Por ello, si algún día la gente que hoy fenece de hambre comiera a diario, no sería por la largueza de los donativos, sino porque el mercado amplía el número de comensales para producir más y acrecer el negocio; y si la guerra desaparece, será porque el comercio ambicioso requiere esa calma para que la gente compre y venda, y alguno atesore más plata. Lo que no lograron los sentimientos ni las doctrinas -ni la teología de la liberación entre los católicos-, lo está logrando, poco a poco, la codicia del capital, que, como en el milagro de los peces y los panes, crece y se multiplica”.

El mundo no es una mercancía

José Bové y François Dufour, El mundo no es una mercancía. Los agricultores contra la comida basura. Conversaciones con Gilles Luneau, Icaria, 2001

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En el título lo que se expresa es un deseo y no una realidad. Dos agricultores franceses, comprometidos en la lucha por hacer que  el deseo se convierta en realidad, desgranan a través de las conversaciones con el periodista Gilles Luneau, sus ideales, sus apuestas por una agricultura campesina y su lucha por conseguir que el mundo deje de ser una mercancía.

Las sociedades rurales han sido desarticuladas por la agroindustria en todo el mundo. El objetivo es obtener los máximos rendimientos y los mayores beneficios. En esta situación hay personas, como estos dos agricultores, que apuestan por otros modelos y los ponen en práctica. Su alternativa es recuperar los modos tradicionales de relacionarse con la tierra por medio de una «agricultura campesina» que sustituya a la agricultura industrial.

El modelo que plantean, sin embargo, adolece, desde nuestro punto de vista, de una excesiva confianza en las instituciones.

El burro como animal de trabajo

J.C. Chirgwin, P. de Roover, J.T. Dijkman, El burro como animal de trabajo. Manual de capacitación, FAO, Roma, 2000

El burro como animal de trabajo

Un manual que ofrece a quienes utilicen burros, o quieran utilizarlos en el futuro, como ayuda en las labores del campo, una guía completa sobre las características del burro, sus cuidados, su salud y su manejo como animal de trabajo. El texto se acompaña de numerosas fotografía e ilustraciones de gran utilidad para una mejor comprensión.

Del prólogo:

«Los animales de trabajo prestan en el mundo entero un continuo y oportuno servicio a la comunidad, especialmente a los grupos rurales y frecuentemente a sus miembros más desvalidos…»

«En cualquier lugar donde existan burros ellos están siempre asociados, de preferencia, a familias con escasos recursos y como animales de trabajo que les brindan un apoyo esencial. Son animales rústicos, poco exigentes, robustos, sobre todo con relación a su tamaño corporal relativamente pequeño, y son baratos. Su carácter es dócil y son muy inteligentes; son animales muy sufridos y de gran resistencia. Esta combinación de características hace del burro un animal de trabajo excepcional. Se espera que este manual permita ayudar a los interesados en ellos a promover que estos animales reciban buen trato y obtener así de ellos no sólo un trabajo eficaz, sino también el placer de compartir de una hermosa labor que se puede realizar por muchos años.»